En estos duros momentos
se ve todo lo que aguantas.
Tan dura o más que un roble,
con fuerza sobrehumana.
¿De dónde vendrá la fuerza?
¿Qué es lo que te da alas?
Y pensando y pensando
una cosa parece clara.
Y es que un roble es muy fuerte,
aunque como toda planta
necesita mucha agua
para tener ramas sanas.
Y ese agua son tus lágrimas
que dejan tu tierra regada.
Lágrimas que compartimos
entre todos los que te aman.
También necesita luz,
la luz de nuestras miradas,
que junto a nuestras sonrisas
dan calor a tus mañanas.
Y tierra rica en nutrientes
de las vivencias pasadas,
donde echas tus raíces
que te dejan bien anclada
para aguantar vendavales
que no te dejen tumbada.
Y así es como yo te veo,
fuerte, dura y sin fallas,
que eres todo un ejemplo
al que tengo envidia sana.